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Aprendiendo a ser... ¿bueno? (libre) BBUaCyq
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Aprendiendo a ser... ¿bueno? (libre)

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Mensaje por Damon Salvatore Lun Sep 30, 2013 3:04 pm

Tres meses había tardado en recuperarse de las heridas que había sufrido en esa encerrona que lo había privado no solo de la libertad, sino de aquellos que durante varios años había considerado amigos y hasta hermanos, tres meses de visitas reducidas a una abogada de muslos prietos y falda corta que parecía disfrutar de ponerlo duro sabiendo que no podía cascársela y que encima no tuvo la deferencia de hacerle una mamada cuando se lo pidió, porque era una estrecha funcionaria del estado, que fijo que era bollera porque si no, no entendía cómo podía resistirse a su sex-appeal, aunque quizás tuviera que ver ese ojo morado que no podía ni abrir, entre otras desagradables secuelas.

Cómo fuera, los cargos que se le imputaban quizás no merecían las consecuencias recibidas: Allanamiento de morada,  destrucción de la propiedad privada, robo con violencia y resistencia a la autoridad, entre otros términos técnicos que sus escasos estudios básicos no pudieron retener, pero que más daba cuando en aquella ciudad podía terminar en la cárcel por robarle un caramelo a un niño. Solo había que tener los contactos adecuados para convertir la vida de cualquier persona en un infierno.

Para más inri, ninguno de aquellos cargos era del todo cierto pues su “banda” no asaltó ninguna casa ni nada por el estilo, fueron a recoger un cargamento de droga que se suponía los esperaba en un almacén, ese maldito cabrón hijo de puta le dijo a Dylan que había perdido la llave, pero que no pasaba nada, ya que dejarían el almacén vacío así que podían usar un cortafríos para romper las cadenas que mantenían las puertas cerradas, pero apenas estas tocaron el suelo, la policía se les echó encima.

Se resistieron, cosa normal. Esos cabrones no se andaban con chiquitas, estaba claro que no les interesaban vivos, por lo menos nadie salvo él, pues cuando tuvieron la oportunidad de meterle una bala entre las cejas, se encontró con la oscuridad tras un golpe de culata.

Su abogada se lo dijo claro. Entre 25 y 30 años mínimo, sin opción a fianza ya que habían enviado al hospital a un policía. ¡A UN puto policía cuando ellos habían matado a siete de sus amigos! Pero señores, aquello era Sydney, dónde si no tienes pasta eres menos que un cero a la izquierda y pueden disponer de tu vida como quieren.

Al menos le brindó dos opciones para cumplir condena, pues ya de entrada le dejó claro que no tenía opciones de ganar aquel juicio, así que debía declararse culpable y aceptar entrar en el programa de Bodyguards para corroborar su arrepentimiento y su sincera intención de reintegrarse en la sociedad, ya que la otra opción seguramente acabara en cadena perpetua y en la cárcel y todos sabían en que se convertían los presos que allí acababan. Así que sus opciones eran ser un puto barato o un puto exclusivo. Viva Sydney y su jodido sistema judicial.

Obviamente eligió la puerta “rosa”. Si iba a acabar en la cama de alguien prefería que fuera en lo posible la de un maldito pijo incapaz de protegerse a sí mismo que en 20 camas, con 20 tíos distintos al día(así fue como se lo pintaron y la verdad no sabía si quería saber si los rumores eran o no ciertos) por lo que aceptó declararse culpable y entrar en el puto programa.

El juicio fue rápido una vez le dieron el alta. Demasiados imputados para alargar una cosa que a todas luces estaba más que amañada, así que una vez le colocaron el maldito collar azul oscuro lo metieron en el furgón con el resto de “voluntarios” y fue enviado a su nuevo hogar.
Lo primero fue enseñarles un poco de disciplina. Algo que el 80% de los inscritos al programa pensaban que era algo exclusivo de los perros pero que no tardaron en comprender que ellos ahora eran poco más que eso.

No era un sistema complicado. Premio/castigo. Los más listos se ahorraban los electroshock, las duchas frías, el hambre y el aislamiento, los que eran listos pero demasiado bocazas como él… bueno, era como si fueran estúpidos, así que probó un poco de todo durante los dos meses que llevaba en aquel lugar y curiosamente en ese mismo momento, salía de su última aula de castigo.

- Joder, necesito un cigarrillo…- gruñó revolviéndose el cabello y entornando los ojos cuando la claridad del patio lo cegó por un momento, respirando por fin algo que no fuera el aire viciado de las salas de castigo. Los cabrones de los "instructores" le habían confiscado su paquete y ahora no le quedaría otra que buscarse la vida para cubrir esa insaciable necesidad.
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Mensaje por Cedric Kruspe Jue Oct 03, 2013 9:45 pm

Vivir en Sídney era como el paraíso dentro del infierno, estaba allí y si tenías los recursos así como la clase no tenias ni que enterarte del caos del exterior, guerra?, hambre?, que es eso?, yo estoy viviendo en un paraíso!, bueno al menos a simple vista…
Hacía poco que llegaba a dicha ciudad pero tenía que acostumbrarse a las reglas de aquella llamada utopía, lo que le llamo mas la atención fue el sistema de esclavitud que tenían, nadie hacia nada contra eso, parecía normal y a simple vista todos conformes, a simple vista claro.

A pesar de algunas advertencias el morocho tenia curiosidad de visitar ese instituto llamado “The box”, que tanto hacían en ese lugar?, según lo poco que supo era algo así como un reformatorio y donde tenían a los mejores tipos de esclavos.
No lo pensó mas y fue de visita, con la excusa de adquirir uno de sus productos, aunque estos se adquirían en las tiendas correspondientes, la fama ayudo a obtener una visita a dicho lugar, que curioso con el nombre correcto se te abrían algunas puertas.
Una vez allí un sujeto se dedico a hacerle de guía, en cuanto llego se presentó; según dijo era parte de algunos proyectos en aquel lugar. The Box era un lugar impresionante, tanto en infraestructura como en diseño y tecnología, su guía le llevo por los lugares más convencionales y “didácticos” de ver, ese tipo de cosas que puedes mostrar al público, lógicamente, hablando de todo como una inversión a la seguridad y la felicidad de la sociedad.

En cierto momento uno de los colegas se acercó a su guía entreteniéndolo por un rato que parecía seguir y seguir, así que pidió que le esperar unos segundos en aquel pasillo, ja!, si claro. El morocho comenzó a caminar solo por los pasillos cuando termino en un patio, algo pequeño pero así mismo con pocas personas o mejor dicho una sola, un sujeto alto de cabello oscuro y ojos claros estaba allí, Cedric no pudo evitar clavar sus ojos en aquel collar que llevaba, no había estado tan cerca de un esclavo, solo los había visto paras por ahí.
-Disculpa…-se acerco unos pasos a él –sabes en que parte estoy?, comencé a caminar y me perdí…-hablando y sonriendo un poco señalo la puerta de donde venia.
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